La conservación de los bosques de queuña es crucial debido a su papel esencial en la preservación de la biodiversidad y la regulación del agua en los ecosistemas andinos.
Los bosques de Queuña son hogar de numerosas especies endémicas y amenazadas, vitales para la salud del ecosistema. Especies como Cinclodes aricomae (CR), Anairetes alpinus (EN), y Lepasthenura xenothorax (EN) dependen de estos bosques.
Estos bosques juegan un papel clave en la captura y almacenamiento de agua, fundamental para las comunidades locales. Estos bosques capturan agua de la neblina y lo fijan en los cursos de agua.
Los bosques de queuña en Perú están gravemente amenazados por la deforestación, el pastoreo excesivo y el cambio climático. Estos factores han llevado a una disminución significativa de su cobertura, poniendo en peligro no solo a la flora y fauna local, sino también a las comunidades humanas que dependen de estos bosques para su sustento. La pérdida de estos ecosistemas ha resultado en una menor disponibilidad de agua y una mayor vulnerabilidad a desastres naturales como inundaciones y deslizamientos de tierra.
Un estudio liderado por el Instituto para la Conservación de Especies Amenazadas y Biodiversity Institute of the University of Kansas (KU), sugieren que las especies endémicas en peligro de extinción como el Torito Pecho Cenizo Anairetes alpinus, podría reducir hasta un 35% su hábitat debido al cambio de uso de suelo y al cambio climático. [Leer el artículo completo]
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de los bosques de Queuña se han fragmentado y/o tienen algún grado de impacto antrópico. Además, un bosque de Queuña puede capturar hasta 20 toneladas de CO2 por hectárea al año, contribuyendo significativamente a la mitigación del cambio climático.
El paisaje de Abancay, con sus majestuosos bosques de queuña, es hogar de diversas comunidades locales que dependen de estos ecosistemas para su sustento. La degradación ambiental en la región ha generado una urgente necesidad de restaurar estos ecosistemas vitales. Proteger y rehabilitar los bosques de Queuña no solo preserva la biodiversidad, sino que también asegura la sostenibilidad y el bienestar de las comunidades locales.